Revista Serengueti

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La Revista Serengueti nace en el 2019 gracias a la iniciativa de los y las estudiantes de la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica, su propósito es visibilizar los trabajos realizados por el estudiantado durante su formación académica de Bachillerato.

En los últimos años, el estudiantado del Bachillerato en Estadística de nuestra escuela ha realizado trabajos con múltiples técnicas estadísticas, que se aplican a diversas áreas del conocimiento. Darnos cuenta de la riqueza que envuelve la Estadística como disciplina y como herramienta para la creación de conocimiento, es fundamental. A la vez se convierte en un reto, pues ahora más que nunca, nuestros estudiantes se ven enfrentados a técnicas más complejas que los coloca ante una situación de mayor dificultad para poder comprender las características de un estudio, y de esta forma poder aplicar un enfoque adecuado cuando se trata de cumplir con los objetivos del mismo.

Re-Aprendiendo: Una historia sobre la obtención de conocimiento

Muchísimos de nosotros, personas nacidas en el siglo pasado, aprendimos lo que sabemos actualmente mediante las mismas técnicas pedagógicas repetidas por muchos docentes a través de los años. Nos asustamos profundamente ante los exámenes o evaluaciones, sudamos frente al docente mal encarado que no permitía el desconocimiento en sus clases y callamos con miles de preguntas por hacer, con tal de no ser ridiculizados frente a todos.

Ahora bien, esa educación de la que hablamos estuvo basada en una pedagogía llamada Tradicional, que surgió hace algunos siglos; “La pedagogía tradicional comienza a gestarse en el siglo XVIII con el surgimiento de la escuela como institución y alcanza su apogeo con el advenimiento de la pedagogía como ciencia en el siglo XIX...” (Rodríguez, 2013, p.39) En la pedagogía tradicional, lo que se “aprende” son contenidos, el maestro deposita en el estudiante las supuestas verdades que le han sido transmitidas a él, no importa el contexto del alumno, el docente expone y el alumno guarda silencio, la evaluación tiene que ver únicamente con el resultado y no con el proceso; en fin, el alumno está ahí, en el sistema educativo, solo como receptor de conocimiento. (Rodríguez, 2013, p.39)

En la Escuela Tradicional, “El maestro es la base y condición del éxito de la educación.” (Ceballos, 2013, p.1) Según esto, cabe preguntarnos por el alumno; ¿qué papel juega este en la educación?, ¿puede o no desarrollar él proyectos, conocimientos, investigaciones, etc., en el sistema educativo?, ¿qué sucede con las intervenciones del alumno en la consecución de su propio éxito o es que él no tiene la capacidad para propiciarlo? Vemos entonces, un tradicionalismo que no estuvo en función de nosotros, pasamos por las aulas recibiendo información, pero nunca se nos formó como forjadores de nuestro propio éxito.

 

Ahora bien, con esto no se tiene la intención de mostrar a la Escuela Tradicional como un monstruo del que ninguno de nosotros salió librado o que recibimos una pésima educación, pero sí nos permite reflexionar sobre cómo no estuvimos dentro de un sistema educativo que propiciara nuestra participación ni la creatividad y criticidad.

Si bien el modelo educativo tradicional nos otorgó conocimientos durante nuestros años de estudio en la primaria, secundaria, e incluso en la universidad, es claro que no puede decirse que este haya sido el mejor para hacerlo; más aún, cuando es posible contraponerlo con otros métodos de enseñanza, tales como el propio de la pedagogía Humanista o la Escuela Activa.

Para explicar de manera más clara, por qué existe en este artículo una historia sobre un proceso de re-aprendizaje, vale señalar qué se entiende por pedagogía Humanista y qué por la Escuela Activa y cuáles son sus características.

El paradigma humanista de la educación presenta un cuestionamiento frente a la Escuela Tradicional y, así mismo, permite rupturas necesarias. Así, en contraste, la educación humanista se define como “...de tipo indirecto pues en ella el docente permite que los alumnos aprendan mientras impulsa y promueve todas las exploraciones, experiencias y proyectos que éstos preferentemente inicien o decidan emprender a fin de conseguir aprendizajes vivenciales con sentido.” (Rodríguez, 2013, p.41)

Según lo anterior, el humanismo como pedagogía nos muestra distintas características a las del Tradicional. El docente sí permite y suscita en el estudiante el conocimiento, esto porque es posible el intercambio de ideas, la exploración, la investigación, el salirse de la teoría y ser partícipe en la construcción de proyectos. Además, hay un factor sumamente importante a mencionar y es el poder dar sentido a lo que se hace y aprende; sin contextualizar lo hecho, sin permitir al estudiante el cuestionamiento por lo hecho y el para qué, no existe una real incidencia.

 

De la mano con lo anterior, tenemos a la Escuela Activa. Actualmente, es interesante escuchar centros educativos que se rigen bajo este modelo educativo y, muchas técnicas, basadas en este mismo. Pero, qué es la Escuela Activa y cuáles son sus características. La Escuela Activa “...es un enfoque pedagógico integral que promueve la instrucción personalizada y la creación de vínculos fuertes entre la escuela y la comunidad para asegurar que los niños y niñas aprendan competencias que les sirvan para la vida.” (Mogollón & Solano, 2011, p.4) De nuevo, se rescata aquí la idea de que la educación no debe ser sosa para el estudiante, sino que la misma debe de representarle algo y debe permitir su interés y real aprendizaje.

Según los pedagogos Oscar Mogollón y Marina Solano, con la Escuela Activa se deja de lado la idea del docente como la condición del éxito del estudiante:

El alumno tiene poder de intervención, puede discutir, decidir, evaluar con otros, trabajar en grupos grandes o pequeños, solo o en parejas. En esta propuesta los alumnos creen en ellos mismos, en sus ideas, en sus capacidades, tienen altas expectativas que pueden aprender, se convencen de que serán exitosos en lo que se propongan, son reconocidos como personas diferentes a los adultos, y se les hacer sentir únicos e importantes. En este sentido, la Escuela Activa propone una nueva forma de enseñar y aprender, re-definiendo lo que se considera un aprendizaje significativo y pertinente. (2011, p.9)

Con lo anterior, es posible comprender que esta pedagogía modifica lo que hemos vivido en las aulas, la Escuela Activa se muestra como aquello a extender en las instituciones educativas, ya que realmente intenta brindar al estudiante las herramientas para ser él quien construya su propio éxito junto con el docente, no como sujeto pasivo y recipiente de la información que le depositan, sino como un actor consciente de aquello que va conociendo, en un proceso en el que se encuentra inmerso y en el que colabora con todos, además, el alumno tendrá la posibilidad de decir al docente sus ideas y darle, juntos, sentido según su realidad.

Ahora, retomando lo señalado a lo largo del artículo y, mencionando la idea que su propio título contiene, “re-aprendiendo” fue como avanzamos en este curso, ya que no obtuvimos tanto conocimiento siendo sujetos pasivos, sino que fuimos actores en este proceso. Por ejemplo, tuvimos voz para señalar al docente nuestra opinión, logramos conversar sobre nuestra condición de estudiantes y trabajadores, sobre los horarios y dificultades para llevar lo tradicional e incluso, conversamos sobre lo que las evaluaciones tradicionales nos hacían sentir.

 

Así, sin necesidad de asistir a las lecciones tradicionales y ser parte de sus evaluaciones, logramos aprender; pero más que eso, re-aprendimos que este proceso de enseñanza- aprendizaje puede ser distinto, puede dejarnos realmente conocimiento sin que sea tortuoso, puede significarnos algo desde nuestra propia realidad. En este curso, una enseñanza alternativa nos ayudó con nuestro trabajo y con las limitaciones de muchos para gestionar su tiempo al asistir a las clases.

Para concluir, se obtuvo conocimiento no por el método tradicional, sino por utilizar ideas distintas, como parte de este re-aprendizaje necesario ya para toda la sociedad. El conocimiento obtenido no fue por las clases presenciales, sino por los trabajos, las investigaciones, consultas al docente al que no se le temió ni se le vio como un sujeto aislado, las consultas entre nosotros los estudiantes, ya que también existió un apoyo desde todas las direcciones. Así, cabe señalar, que hubo una real obtención del conocimiento gracias a los nuevos métodos y técnicas y, gracias al docente que lo permite y que pretende comprender al alumno.

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